Señala el artículo 89, X, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que entre las facultades del Presidente de la República está la de dirigir la política exterior. Este precepto, desde su origen, se ha ido cumpliendo en forma muy heterodoxa. Algunos jefes de Estado han tomado al pie de la letra el texto y se han involucrado en la concepción, definición y ejecución de nuestras acciones en el exterior. Otros, han delegado en un Canciller sensato y conocedor de la materia, buena parte de dichas funciones. Sea el caso reciente de Alfonso García Robles, Jorge Castañeda, Bernardo Sepúlveda, Fernando Solana y José Ángel Gurría. Pero cuando un mandatario no tiene experiencia en las relaciones internacionales es cuando debe recurrir y confiar en su Cancillería. Grave es el momento, cuando el titular de esa Secretaría, carece del conocimiento, experiencia y talento diplomático para apoyar al Ejecutivo. Es el momento de gaffes, imprecisiones, tibiezas, tardanzas, ausencia de energía, como el actual, con una ejecutoria de supeditación y gradual entrega de nuestra soberanía.Vayamos a tres casos precisos: la eliminación de la visa mexicana a ciudadanos extranjeros que tengan en su pasaporte la visa de EU.; la respuesta ante una acción del Ejecutivo estatal de Arizona contra los indocumentados y tercero, la alusión del presidente el pasado 27 de abril ante la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación, Canacintra, al tomar la protesta a la nueva mesa directiva, sobre las crisis financieras en Europa.Sabemos que no es la Cancillería la que dirige la política migratoria y, por tanto, no es su facultad expedir disposiciones sobre el tema, sin embargo, la reciente disposición de la Secretaría de Gobernación de eliminar el requisito de visado a los ciudadanos extranjeros que tengan en su pasaporte, la visa de Estados Unidos, afecta a nuestras misiones diplomáticas y consulares, pero sobre todo a la imagen del soberano Estado Mexicano. El sólo hecho de que un gobierno no sea absolutamente autónomo en sus decisiones de política migratoria, como en este caso y se convierta solamente en "portero" para el ingreso de personas que desean por México ir a Estados Unidos, es imperdonable. Cabe la cuestión de todos aquellos que han solicitado visa y se les ha rechazado, por los Estados Unidos y que con esta disposición, automáticamente quedan excluidos del ingreso a México, si interpretamos correctamente la disposición. ¿Cuál será entonces la situación de los cubanos que quieren venir a México y de otras nacionalidades del Cercano y Medio Oriente que están proscritos por el servicio de migración de Estados Unidos? ¿Cuál es la situación de aquellas personas que al intentar ingresar a EU. son rechazadas por alguna razón por las autoridades norteamericanas que como sabemos actúan ya en territorio mexicano? ¿Y si ahora vamos a reducir considerablemente la expedición de visas, qué se hará con las amplias secciones consulares que gozosamente se ubican en ciertos países? Podríamos continuar.En cuanto a la promulgación de la ley SB1070, en el Estado de Arizona, que criminaliza la migración y faculta a las autoridades policiales de dicho Estado a detener a cualquier persona que consideren sospechosa de no contar con documentación migratoria, las respuestas del Gobierno mexicano han sido tibias ante su magnitud. Primero, el embajador en Washington hizo una declaración tibia, y luego la Cancillería hiciera otra, enérgica, como le correspondía. Primero un gobernador canceló la reunión bilateral con Arizona y luego el Presidente de la República se manifestó con un enérgico rechazo. No es en la prensa mexicana donde se debe ventilar el conflicto sino con acciones a través de la SRE que defiendan los derechos de nuestros migrantes. Tampoco será en la entrevista -primera en la Casa Blanca- entre los dos jefes de Estado, el 19 de mayo, en la que se solventará el diferendo, dado que es una decisión estatal. Corresponde también a nuestros consulados apoyar toda manifestación pacífica de condena a la ley y asesorar efectivamente a nuestros migrantes ante la "cacería de brujas" que puede ocurrir.Finalmente, ciertos miembros del cuerpo diplomático acreditado en México se encuentran molestos por estas palabras del presidente: Las reformas esenciales para la economía como el sistema de pensión (sic), al sector energético y, con toda su problemática aún, en materia fiscal "NOS FORTALECIERON COMO PAÍS, nos permitieron separarnos de una ruta de peligro hacia crisis financieras, como la que hoy mismo, literalmente enfrentan, por ejemplo, Grecia, Portugal y otras naciones, y devolverle a México la reputación internacional y la confianza de los inversionistas". ¡Sin comentarios!
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