Un gobernador presidenciable para "los suyos", Enrique Peña Nieto, afirmó a propósito del caso de la niña Paulette que la Procuraduría del Estado de México hará del conocimiento público las investigaciones que se realizaron y así despejará las dudas de la sociedad mexicana, lamentando la actitud de algunos partidos políticos y de sus actores que lucran con esa tragedia; añadiendo que presentará las pruebas que se valoraron. ¿Para valorar qué? Primero dijo el ex Procurador Alberto Bazbaz que se trataba de un homicidio doloso y luego sostuvo que fue un accidente. El gobernador anuncia un verdadero milagro. No se trata de pruebas sino de una flagrante contradicción, aparte de la serie de inconsistencias e irregularidades de sobra conocidas. Al margen de la criticable politización del caso yo considero, con millones de mexicanos, que si el gobernador aspira a ser candidato de su partido a la presidencia de la República debe aclarar perfectamente el asunto en todo lo relativo a las irregularidades legales y jurídicas. Hay analistas que no le ven relevancia política a la debacle en cuestión, que no es un golpe fuerte al gobernador, olvidando que las aspiraciones políticas de la especie van de la mano de la pulcritud jurídica. E insisto, es incomprensible que del caos que propició el ex procurador no hubiera sido informado, minuto a minuto, el propio Peña Nieto. Sin duda se dieron en la averiguación órdenes y desórdenes. ¿Quién las dio? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Quién los causó? Es ingenuo pensar que ciento por ciento el ex procurador actuó motu proprio. En el Estado de México el artículo 84 de su Constitución determina que: "El Gobernador del Estado designará al Procurador General de Justicia, pero el nombramiento deberá ser ratificado por la Legislatura, con el voto de las dos terceras partes de los diputados presentes. En el caso de que el nombramiento sea rechazado, el Ejecutivo hará un segundo que podrá ser aprobado con el voto de la mayoría simple." En consecuencia el gobernador tiene un peso específico en dicho nombramiento, siendo inconcebible que se desprenda de él cuando el alto funcionario ejerza su función. No hay que olvidar así mismo que la fracción XIV del artículo 77 de la Constitución de referencia prescribe que es facultad y obligación del gobernador: "Nombrar y remover libremente a los servidores públicos del Estado cuyo nombramiento o remoción no estén determinados en otra forma por esta Constitución y por las leyes". Y como en la especie no lo están es un hecho que es enorme el vínculo jurídico y político del gobernador con su procurador. Por lo tanto bienvenida la renuncia del procurador, o bien esperada, pero sin que esto implique que el asunto se haya cerrado. Hasta estos momentos, y como se dice coloquialmente, el ex procurador Bazbaz es un "chivo expiatorio". Ni siquiera sugiero que el gobernador manipuló a su procurador. Sin embargo lo debe aclarar de manera perfecta, impecable e indubitable. Y más él que aspira a una candidatura presidencial en horas dramáticas para México. Por cierto, en los próximos días se abrirá un paréntesis con el llamado "Mundial de Sudáfrica 2010", con el famoso futbol y su carga de histeria colectiva. ¿Se olvidará lo de Paulette? Creerlo sería ofender su memoria y la del pueblo. Por supuesto que nos divertimos y nos "futbolizamos", si cabe el término, aunque no a tal extremo. Y aunque se lleven una y mil veces los huesos de nuestros héroes desde la columna de la Independencia hasta el Castillo de Chapultepec, entre otros los de Hidalgo, Leona Vicario y Morelos (cuyos restos, conforme a destacados historiadores, ¡no se encuentran allí!), en una extraña ceremonia de remoción casi irreverente -no importa que por decirlo se me tilde de hereje iconoclasta-, y aunque la gente gaste su dinero para ver el prodigio de un balón "admirablemente" pateado, no olvidaremos ni un segundo el desastre de una inicua averiguación e investigación, de una gigantesca injusticia.
Ahora bien, el gobernador en uso de sus facultades constitucionales designará al nuevo procurador con la ratificación de la Legislatura de su Estado. Llegue quien llegue será un personaje derivado del gobernador, dependiente suyo formalmente hablando. ¿Cómo nos dirá la verdad? ¿Qué verdad dirá puesto que inevitablemente será juez y parte? Se rumora que un posible nuevo procurador lo sea César Camacho Quiroz, promotor de la tan criticable y a mi ver nefasta reforma constitucional de 2008. Y el dato es interesante porque el Presidente Calderón acaba de poner el dedo en la llaga de la supuesta bondad de esa pésima reforma al decir en el "Segundo Foro Político de Seguridad y Justicia" que "la reforma será inútil porque cualquiera que sea un sistema de justicia penal determinado y si sigue habiendo corrupción en los cuerpo ministeriales, policiacos o judiciales, de nada servirá que se cambie ese sistema de justicia" (sic). ¡Por allí hubiera empezado, señor Presidente, y no impulsando una nefasta reforma! Porque para combatir y eliminar esa corrupción se requiere mucho, muchísimo tiempo. Suponer lo contrario es darle cabida a la demagogia. Y de nada importa que en siete Estados de la República ya esté en vigor la reforma. ¡Usted mismo lo está afirmando junto con su Secretario de Seguridad Pública, quien sostiene que "debemos transformar el modelo de la policía"!
¿Nuevo Procurador en el Estado de México? Si a novedades vamos la que reclama México es la Verdad. Somos capaces de aceptarla. ¿Serán capaces ellos de decirla y proclamarla?
Ahora bien, el gobernador en uso de sus facultades constitucionales designará al nuevo procurador con la ratificación de la Legislatura de su Estado. Llegue quien llegue será un personaje derivado del gobernador, dependiente suyo formalmente hablando. ¿Cómo nos dirá la verdad? ¿Qué verdad dirá puesto que inevitablemente será juez y parte? Se rumora que un posible nuevo procurador lo sea César Camacho Quiroz, promotor de la tan criticable y a mi ver nefasta reforma constitucional de 2008. Y el dato es interesante porque el Presidente Calderón acaba de poner el dedo en la llaga de la supuesta bondad de esa pésima reforma al decir en el "Segundo Foro Político de Seguridad y Justicia" que "la reforma será inútil porque cualquiera que sea un sistema de justicia penal determinado y si sigue habiendo corrupción en los cuerpo ministeriales, policiacos o judiciales, de nada servirá que se cambie ese sistema de justicia" (sic). ¡Por allí hubiera empezado, señor Presidente, y no impulsando una nefasta reforma! Porque para combatir y eliminar esa corrupción se requiere mucho, muchísimo tiempo. Suponer lo contrario es darle cabida a la demagogia. Y de nada importa que en siete Estados de la República ya esté en vigor la reforma. ¡Usted mismo lo está afirmando junto con su Secretario de Seguridad Pública, quien sostiene que "debemos transformar el modelo de la policía"!
¿Nuevo Procurador en el Estado de México? Si a novedades vamos la que reclama México es la Verdad. Somos capaces de aceptarla. ¿Serán capaces ellos de decirla y proclamarla?
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