EDMUNDO JACOBO MOLINA
Luego de meses de debate, elaboración, impugnaciones, imaginación, consultas y negociaciones, el Consejo General del IFE pudo confeccionar un nuevo acuerdo sobre la reforma al Reglamento de Radio y Televisión, es decir, en torno al instrumento que rige la relación entre la autoridad electoral y 2 mil 600 emisoras de todo el país.
¿Por qué el IFE se mantuvo decidido a modificar el reglamento? Doy tres razones: el IFE cuenta con una experiencia y una tecnología que hace tres años no tenía (fecha de expedición de esa norma); porque los muchos litigios en radio y televisión han producido acuerdos, criterios y jurisprudencias que se encontraban dispersos, lo que generaba confusión e incertidumbre; y porque el esquema anterior era demasiado parsimonioso y lento, de modo que un promocional se transmite, en promedio, ¡nueve días naturales después de que se solicita! De esa suerte, las campañas resultaban muy genéricas, desapegadas de la actualidad política y social.
Estas razones llevaron a reformar en una primera ronda al reglamento, pero ante una serie de impugnaciones de la propia industria de la radio y la televisión, el Tribunal Electoral decidió revocarlo, argumentando que si el IFE decidía volver a modificarlo, debía realizar una consulta con las organizaciones del gremio y con especialistas.
Así lo hicimos. El IFE llevó a cabo un amplísimo ejercicio en el que pidió la opinión directa de mil 886 permisionarios y concesionarios, que operan 2 mil 319 señales. Respondieron 441, muchos de ellos colectivamente, pues en conjunto, representaron a 2 mil 44 emisoras de la radio y la televisión, el 88 por ciento de la industria de todo el país.
De esa suerte, el IFE emprendió una nueva redacción reglamentaria y con el conocimiento de la opinión de la industria y de otros tantos especialistas estuvo en condiciones de ofrecer un instrumento con algunas características esenciales:
1) El modelo de comunicación política dejará de ser centralizado y se apoyará mucho más en la estructura nacional del IFE. En otras palabras, nuestras juntas locales y distritales adquieren un papel clave para nuestro esquema de trabajo.
2) Se desarrolla una calendarización -dos veces por semana- para la entrega de promocionales de partidos a todas las emisoras de México. Ésa fue, con mucho, la demanda más reiterada en la consulta y el IFE responde así: con planeación, haciendo previsible y más eficaz la administración de los tiempos del Estado durante los 196 días que durará el proceso electoral federal y las 15 elecciones coincidentes.
3) Se reducen de modo notable casi todos los plazos de la operación, especialmente la sustitución de materiales de partidos y autoridades, al pasar de 5 a 3 días hábiles, como regla general.
En conjunto, se dota de una mayor flexibilidad al modelo de comunicación política, por vía doble: la radio y la televisión deben admitir un plazo menor para sustituir materiales y la autoridad electoral toma medidas diferenciadas para no afectar la programación de concesionarios y permisionarios, tanto de grandes consorcios como de comunitarias, lo mismo de estaciones culturales o emisoras en otros idiomas, sin que con ello se afecte el tiempo del que disfrutan los partidos políticos.
Creo que después de un periplo largo y de muchas discusiones en muchos ámbitos, la vida electoral de México tiene un mejor reglamento con el aprobado el jueves pasado. En él, no se exime a nadie de su obligación constitucional ni afecta la prerrogativa de los partidos, pues toda estación de radio y de televisión, a partir del 18 de diciembre, transmitirá 48 minutos diarios definidos en una pauta ordenada por el IFE. Todos sin excepción. Lo que el reglamento hace es flexibilizar las condiciones de operación para garantizar, precisamente, el cumplimiento de la Constitución. Nada más y nada menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario