LEONARDO VALDÉS ZURITA
La certeza de las democracias empieza con el cumplimiento de las reglas y los plazos establecidos.
El viernes 7 de octubre dio inicio el proceso electoral federal 2011-2012, para que los ciudadanos participen en la renovación del poder político en las urnas. Durante 274 días, la totalidad del personal del Instituto Federal Electoral y la experiencia acumulada en dos décadas la invertiremos en la organización de la elección más grande en la historia de México.
Algunos datos permiten dimensionar la magnitud de la jornada del próximo 1o. de julio: la lista nominal de electores llegará a casi 80 millones, se instalarán más de 147 mil casillas; capacitaremos a más de 7.5 millones de ciudadanos, de ellos se designará a 1.03 millones como funcionarios de las mesas directivas de casilla para recibir y contar los votos de sus vecinos. Para realizar esa labor, 29 mil ciudadanos participarán como capacitadores asistentes electorales y casi 5 mil como supervisores electorales. Para que los ciudadanos emitan su voto, produciremos más de 251 millones de boletas y 4.7 millones de documentos complementarios, entre otras actividades.
En materia del modelo de comunicación política, tenemos el mandato constitucional de administrar 48 minutos diarios por cada emisora de radio y televisión. Así como pautar y verificar la transmisión de los promocionales de las autoridades electorales, de los partidos políticos y de sus candidatos a más de 2 mil cargos en disputa.
Del resultado de la elección deriva la estabilidad de nuestro pacto social y nuestra convivencia cotidiana. Por ello, en materia de resultados electorales la oportunidad y la transparencia que logremos serán nuestra mayor contribución a la gobernabilidad.
Con el apoyo de especialistas en informática y estadística, tendremos los niveles de certeza que alcanzamos en los conteos rápidos realizados por el IFE y en nuestro Programa de Resultados Electorales Preliminares.
La precisión de nuestros sistemas y mayores fuentes de información sobre las tendencias de la votación constituirán la clave para la certeza al momento de difundir las cifras la misma noche de la jornada electoral y, en su momento, en los recuentos que, conforme a las disposiciones legales, llevemos a cabo.
Por primera vez en 21 años el IFE no detendrá sus actividades de educación cívica durante el proceso electoral. Seguiremos construyendo ciudadanía y generando propuestas para el futuro de nuestra democracia. Por ello, llevaremos a cabo una prueba piloto con votación electrónica, con un instrumento diseñado por el IFE, y seguiremos impulsando el desarrollo de ciudadanía para apuntalar la estabilidad de nuestras instituciones democráticas en el mediano y largo plazos.
En pocas palabras, vamos a una jornada electoral con casi 80 millones de electores. Nunca antes en nuestra vida democrática habíamos tenido tantos posibles electores. Más aún, en las próximas elecciones aplicaremos por primera vez a plenitud las 53 nuevas atribuciones derivadas de la más reciente reforma electoral, y concurrirán además 15 procesos locales.
Un dato final, que el contexto me obliga a señalar. En el IFE estamos conscientes que los factores de inseguridad y las amenazas al pacto social pueden manifestarse en ciertos lugares del país. Sin embargo, la experiencia de 1994 y las elecciones federales de 2009, las locales de 2010 y 2011, así como de manera particular la cobertura lograda por el INEGI en el pasado Censo General de Población y Vivienda, nos permiten afirmar que a los mexicanos no les interesa modificar nuestro sistema democrático.
Por ello, sostengo que el IFE instalará la totalidad de las casillas, con el apoyo de la sociedad y sus autoridades. No habrá incertidumbre que impida el desarrollo de la jornada electoral.
Tengo confianza en que los actores y partidos políticos, sus militantes y todos los sujetos regulados, incluyendo a los medios de comunicación, contribuirán al éxito del proceso electoral.
En ésta, que es la octava elección organizada por el IFE, los plazos y la ley se volverán a aplicar puntualmente. Por ello, los resultados de las elecciones serán única y exclusivamente decisión de los ciudadanos.
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