lunes, 7 de diciembre de 2009

JOSÉ EMILIO PACHECO Y EL CERVANTES

FERNANDO SERRANO MIGALLÓN

“Me acuerdo, no me acuerdo, ya había radio pero todavía no televisión...”, así comienza una de las mejores novelas contemporáneas de la literatura mexicana: Las batallas en el desierto, debida a la pluma de José Emilio Pacheco. Hoy, cuando se le ha otorgado el Premio Cervantes de Literatura, el que muchos consideran el Nobel de nuestra lengua, nadie puede dejar de agradecer y reflexionar sobre todo aquello que nos ha dado José Emilio Pacheco como escritor y como ciudadano.
Pacheco, entre que se acuerda y no se acuerda, se acuerda de todo, de nuestros orígenes, de nuestro pasado y de nuestros problemas; lo piensa todo y lo traduce en textos en prosa y en verso de modo tal que ha dado cuerpo al final de nuestro siglo XX y ha dotado de voz a este confuso inicio del siglo XXI. Nadie puede considerarse siquiera un visitante de las letras mexicanas si no ha recorrido las líneas de José Emilio Pacheco.
En Morirás lejos, José Emilio Pacheco enfrenta una de las contradicciones más íntimas del hombre, la del exilio y el arraigo, es decir, de la universalidad y el sentido local de nuestra cultura; y lo resuelve a través de un esfuerzo sobrehumano, una cultura adquiere dimensión universal cuando se impulsa desde sus raíces hasta la cumbre de sus expresiones, sólo así puede volverse universal y sólo así puede entrar en diálogo con otras culturas.
Pero la dimensión de José Emilio Pacheco excede con mucho la del autor, para situarse como un ciudadano ejemplar preocupado por los problemas más graves de nuestra cultura, de nuestra sociedad y de nuestra vida política. En este escritor, cada letra es compromiso histórico, porque cada línea y cada expresión es hija de su tiempo y su circunstancia; para muchos, los movimientos que desde la cultura han dado voz a los ciudadanos han nacido de las palabras de José Emilio Pacheco.
Son dos los premios que España concedió a mexicanos en este año: el Príncipe de Asturias a la UNAM y el Cervantes a Pacheco. Algo hay en nuestra cultura que está llamando la atención del mundo; tal vez sea, me atrevo a pensarlo, un movimiento ciudadano que va creando espacios, dando voces y e imágenes a los hombres y a las mujeres de México.
José Emilio Pacheco habrá formado toda una época de la literatura mexicana, una literatura que supo transitar con éxito desde lo más local a lo más universal; que supo abrir los brazos al mundo para mostrar el rostro de un pueblo ancestral, que pudo, al fin, salir de sus más hondas contradicciones para entrar en diálogo no sólo con otras culturas sino también con sí mismo.
“Me acuerdo, no me acuerdo, ya había televisión pero todavía no internet...”, tal vez, en la mente de algún hipotético escritor del futuro mexicano, se agiten estas palabras, al final del día todos somos herederos de este escritor fundamental para nuestras letras, por todo esto y por lo que nos falta leer de su pluma: ¡Gracias, José Emilio!

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