lunes, 7 de diciembre de 2009

NO TIENE LA CULPA EL INDIO...

MIGUEL ESTRADA COPIL

El miércoles amanecimos con la noticia, como si se tratara de una broma de humor negro, que Rafael Acosta alias “Juanito” delegado de Iztapalapa, nombró al frente de la cultura de la demarcación al actor Alberto “el caballo” Rojas, histrión al que debemos buena parte de las joyas cinematográficas de nuestro país, con series de películas como “El inocente y las pecadoras”, “Un macho en la tortería”, “Un macho en la estética” y “Un macho en la casa de citas” ahora nos deslumbra con “Un macho en la delegación”. No pretendemos denostar la labor de actor y cómico del señor Rojas, pero si nos resulta insoportable pensar que en nuestro país puedan fungir como servidores públicos quienes no tienen la experiencia ni el interés para servir a la ciudadanía. Estamos observando que además de supina ignorancia, los gobernantes se guían por el oportunismo y la ambición.
El tal “Juanito” es la expresión de lo que sucede con toda la clase política de nuestro país, la diferencia es que menos civilizado, no es capaz de ocultar sus perversiones. Pero decimos que no es el único, o qué tal aquel que quería “guanajuatizar” México, o el célebre presidente municipal de Garza García Nuevo León y su propuesta de “camisas negras”. También tenemos al procurador de Morelos que acusa a las mujeres de provocar la violencia en contra de ellas, por no estar guardadas en sus casas; o la maestra que sortea Hummers (pero de las económicas ¿he?); y la Zabaleta (pero no la de Manzanero) que así sin más se sale del partido que le ha dado todas su glorias, pero lo peor es que ahí dejó abandonados los ideales de la guerrilla y ahora vuelve a Guerrero con nefandas intenciones.
Y ahora que brincamos hasta el “sol azteca”, con su XII Congreso Refundacional al que ha convocado Chucho en el bello Oaxtepec, sabemos que no han confirmado su presencia, ni AMLO, ni Cárdenas, ni Marcelo, lo que convierte el diálogo en el monólogo de la Izquierda Nueva, por lo que nos quedamos con una duda y con esta nos vamos: ¡Explícanos Ortega! ¿Refundacional viene de refundar o de refundir?

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