martes, 27 de septiembre de 2011

CRÍTICA PRESIDENCIAL

JAVIER CORRAL JURADO

Invitado especial en la sesión del Consejo Nacional del PAN, el presidente Felipe Calderón realizó un duro análisis crítico de la situación del partido, lanzó advertencias y propuestas que vale reflexionar. En la visión del partido democrático que somos, único con un proceso real de competencia interna por la candidatura presidencial, el ejercicio planteado por Calderón debe ser bien recibido, pero es obligado que el partido asuma una posición orientadora del último tramo del gobierno, y haga valer su voz, frente a decisiones y manejos del equipo gobernante que cuestan mucho no sólo a la estrategia, sino a la unidad, prestigio e imagen del PAN.
Al reconocer que Acción Nacional ha tenido un desgaste en su tránsito de la oposición al poder, Calderón apuntó seis tareas para enfocar el esfuerzo del partido: una renovación ética en su integración, comportamiento e imagen ante la sociedad; salir al encuentro de la ciudadanía, construir hacia ella puentes firmes y fortalecer los lazos de comunicación, confianza y cercanía, abrir las puertas a los jóvenes; franquear las opciones políticas y en particular las candidaturas a los ciudadanos, especialmente aquellas que aún no comienzan a definirse como candidaturas a gubernaturas, senadurías, diputaciones federales y locales y a presidencias municipales a disputarse en 2012; dejar claro ante los electores qué es lo que está en juego en esta contienda; reivindicar simpatías en los sectores que hoy lo respaldan, o que lo han respaldado en el pasado: jóvenes, mujeres, emprendedores, clase media, grupos y sectores sociales que sustentan y defienden nuestras propias ideas y valores; y realizar un proceso de selección de candidato, atractivo para los ciudadanos y, sobre todo, que no genere divisiones, ni exacerbe los resentimientos.
Coincido con los seis planteamientos, aunque no en la manera en que el Presidente los fue desarrollando, pues en algunos contribuyen más al deterioro los funcionarios de su gobierno que los dirigentes del partido. Pero no hay asomo de autocrítica en el Presidente, la autocomplacencia es demasiada y la clase de ética bien podría repetírsele a su círculo más cercano. Las seis tareas que Calderón recomienda al PAN tienen un campo de aplicación en su esfera. Me parece que el Presidente debiera ser más franco y riguroso en sí mismo.
El PRI se ha recuperado ante la mirada atónita de muchos demócratas del mundo, no sólo porque a Acción Nacional se le aflojaron sus resortes éticos y morales, sino porque con Fox y luego con Calderón se abandonó la idea de cambio: desmantelamiento del régimen autoritario, y por ello terminó aceitándose esa maquinaria clientelar y corporativa con acuerdos que cambiaron migajas de reformas por concesiones e impunidades inadmisibles.
Los poderes fácticos, principalmente la televisión, han conseguido bajo gobiernos del PAN acrecentar sus privilegios y negocios. ¿De qué le ha servido, ya no digamos al partido o al pluralismo político, sino al gobierno tantos favores a Televisa? Si ésta se ha dedicado a ser la productora y promotora de Enrique Peña Nieto. ¿No le quedó claro al Presidente que por más descuentos, exenciones y digitalización gratuita, la televisora se ha convertido en el puntal del regreso del PRI? El teledestape de Peña es su más cínica demostración.
Otro de los temas esenciales es el combate al crimen organizado. Nadie plantea que esa lucha deba ser cancelada, pero el empeño por una estrategia de control territorial basado en la fuerza militar y en aumentar las medidas penales debe ser revisada y el partido hacer un balance de logros, errores y pendientes. Varios de los parámetros que podrían definir el éxito de esa lucha presentan resultados negativos. En la campaña del 2012 el partido debe procurar reformular ese planteamiento, sin declinar en la lucha por la seguridad pública.
La elección del candidato presidencial también abarca al gobierno y al Presidente; la capacidad de influencia, seducción o presión que se puede ejercer sobre funcionarios federales es determinante. Más allá de las palabras se requieren hechos para acreditar la neutralidad de esas estructuras burocráticas, lo contrario envenerará el ambiente y provocará tensión. Aunque el presidente Calderón ha dicho que con los tres aspirantes presidenciales del PAN lleva “una relación seria, respetuosa y de genuina y sincera amistad”, —lo que en el caso de Santiago Creel es absolutamente inverosímil—, en realidad no se necesita tanto, sólo enviar el mensaje de imparcialidad y respeto no sólo al funcionariado panista, sino al conjunto de medios, actores políticos y sociales a los que con mucha frecuencia se les transmite otra idea, no en pocos casos, a nombre del Presidente de la República.

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