El premio Nobel de Economía Paul Krugman suele recordar con nostalgia el papel de los bancos pequeños, cercanos al cliente, fiables, que solían obsequiar a sus ahorradores una olla express o una vajilla nueva como reconocimiento a la fidelidad del cliente. Fue esa banca modesta la que acompañó al auge económico en los años dorados del capitalismo de la posguerra. Ese modelo de banco fue sustituido en las últimas décadas por las grandes instituciones de intermediación financiera, que ofrecían atractivos paquetes de inversiones a sus clientes para colocar acciones a escala global. Fue el auge de esa banca desregulada la que hinchó la burbuja financiera que nos trajo la mayor crisis de la economía mundial desde 1929. ¿Cuántos ahorradores estadunidenses, y de otras naciones, no hubiesen preferido a su viejo banco, pueblerino y seguro, el que prestaba a las empresas locales, en vez de apostar en el casino global, una vez que vieron esfumarse los ahorros de toda una vida?Una percepción parecida comienza a surgir en el Reino Unido alrededor de los grandes equipos de futbol, a grado tal que el tema es parte de la agenda electoral del primer ministro Gordon Brown. Como a los bancos, a los equipos hay que volverlos a aterrizar en el pueblo, en el barrio. La idea, también, como a los bancos, es sacarlos del balance de números rojos en que incurrieron en pos de la ganancia estratosférica de corto plazo y devolverlos a los números negros, a ser ese redituable negocio que siempre han sido si se les conduce con la cabeza fría.Desde el verano pasado los despachos de prensa dejaron claro que el sobreendeudamiento no sólo llegó a las entidades financieras inglesas y europeas y, luego, a los sectores públicos que tuvieron que intervenir para evitar caídas económicas aún mayores, sino que aqueja a buena parte de los clubes de futbol. La UEFA, a través de su presidente, Michel Platini, alertó en agosto anterior: “Aparte del Barcelona, campeón de Europa que ha logrado beneficios en la pasada temporada, todos los otros clubes están en números rojos, y de un rojo muy rojo” (AFP, 26/09/09). De ahí que la propia UEFA estudie imponer un control sobre las finanzas de los equipos europeos, aplicable en dos o tres años. La regulación para evitar excesos puede llegar al futbol a la par que a los mercados financieros en el Viejo Continente. Y es que la economía del futbol no es sino un escaparate llamativo de lo que ocurre en la economía global.(Por cierto que el afán regulador de Platini, de quien quizá algo tenga que aprender en estos menesteres el propio Nicolás Sarkozy, consiste en incluir dos nuevos árbitros para mejorar el juego, de tal suerte que al juez central y a los abanderados se sumarían dos agentes más).La difícil situación económica en que han incurrido los equipos de la Premier League, según la prestigiosa consultora Deloitte, que realiza estudios sobre las finanzas del futbol, implica un endeudamiento total de los 20 clubes de la élite inglesa por tres mil 100 millones de libras, esto es, tres mil 600 millones de euros. El incremento se debe, en parte, a la inflación salarial que, ahí sí, avanza a ritmos insostenibles: 23 por ciento entre 2007 y 2008 (AFP, 29/06/09).La deuda creciente, combinada con la caída de entradas a los estadios por la crisis, sólo podrá afrontarse gracias a los ingresos por derechos de televisión. Aun así, una no clasificación a la Copa de la UEFA o a la Liga de Campeones coloca en una vulnerabilidad mayor al equipo que contrajo deuda precisamente para llegar a esa competida cúspide donde se multiplican los ingresos. Los equipos cuya deuda llega al cuello son, como suele ocurrir con cualquier empresario o agente económico, aquellos que vivieron o quisieron hacerlo por encima de sus posibilidades. Ello explica que varios equipos estén en venta y que incluso los más grandes tengan deudas exorbitantes, como el Liverpool, que tiene obligaciones con sus acreedores por 415 millones de euros (AFP, 4/09/09). En apuros también está el equipo más ganador del Reino Unido, el Manchester United. Y no sólo por el bello gol que le marcó el holandés Robben hace dos días en Old Traford, tras un centro desde el tiro de esquina de Ribéry, con el que el Bayern Munich eliminó al equipo inglés de la Champions, sino porque el cuadro rojo ha pagado 360 millones de euros, sólo de intereses, desde que en 2003 fuera adquirido por una pareja de empresarios estadunidenses.Frente al endeudamiento y la pérdida de control sobre los clubes, los laboristas británicos incluyen en su plataforma electoral para las próximas elecciones una reforma cuyo objetivo es “reducir los niveles de endeudamiento del futbol y devolver a los aficionados un poder que perdieron cuando los equipos de la Premier League se convirtieron en meras sociedades mercantiles” (El País, 30/03/10). En concreto, el Partido Laborista propone que el 25 por ciento de las acciones de cada club esté en manos de los aficionados, para así garantizar un vínculo con las comunidades locales. Además, piensan crear una cláusula para que los aficionados puedan hacer una oferta para comprar a su equipo si éste se pone en venta o incurre en suspensión de pagos; prohibir que los directivos y propietarios se concedan créditos con dinero de la institución, así como ampliar las facultades de la federación de futbol inglesa para controlar las operaciones de compraventa de equipos.El capitalismo y el futbol nacieron en Inglaterra. Desde ahí se alumbra una nueva era de regulación. ¿Será?
No hay comentarios:
Publicar un comentario