miércoles, 14 de abril de 2010

SÓLIDAS RAZONES PARA CONSERVAR LA ZONA PROHIBIDA

CARLOS ARELLANO GARCÍA

En colaboración anterior, nos pronunciamos en contra de la iniciativa de algunos senadores en el sentido de reformar el artículo 27 constitucional y eliminar las zonas prohibidas en las costas y fronteras. La zona prohibida para extranjeros es muy amplia, el antiguo maestro, ya finado, de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, precisaba el alcance cuantitativo de la zona prohibida, desde el punto de vista de la magnitud del territorio nacional y aseveraba: "La línea divisoria del norte tiene una extensión de 2 mil 727 kilómetros, y la del sureste, mil 20 kilómetros. La costa del Golfo mide 2 mil 809 kilómetros, y la del Océano Pacífico 7 mil 446 kilómetros, de las cuales corresponden 3 mil 428 a la extensa península de la Baja California. Con estos datos, llegamos a la conclusión: tenemos un total de 379 mil 700 kilómetros cuadrados en las costas, o sea, un total de 45.32 por ciento del territorio nacional en el que, por ningún motivo, podrán los extranjeros adquirir el dominio directo sobre tierras y aguas." Esa es la considerable extensión que la iniciativa de los senadores pretende entregar a los extranjeros, a cambio de nada. Son muy generosos con lo que no es de ellos, pero, es del país y de todos los mexicanos.Nuestro punto de vista personal, acerca de la zona prohibida, lo apoyamos en los siguientes razonamientos:A) La pérdida de porciones territoriales considerables, que acrecentaron territorialmente al país del norte, así como las múltiples interposiciones diplomáticas de las que nuestro país fue víctima para apoyar a extranjeros, motivaron el establecimiento de franjas costeras y fronterizas prohibidas;B) De levantarse la prohibición, como pretenden los senadores en su iniciativa, provocaría una afluencia de capitales extranjeros encauzados a la especulación comercial, para obtener ganancias en las que no participarían los mexicanos. Los extranjeros son tenedores de mayores recursos, e indirectamente se perjudicarían los intereses de los mexicanos, que verían subir el valor de los inmuebles, y contarían con menor capacidad adquisitiva para adquirir inmuebles en esas zonas fronterizas;C) Sabido es que, no obstante la prohibición constitucional actual, mediante prestanombres nacionales, se ha violado la prohibición, y ya existen contratos de arrendamiento y fideicomisos que permiten a extranjeros, personas físicas y morales, el uso y el usufructo de inmuebles ubicados en las zonas prohibidas;D) No es conveniente la desaparición de la prohibición fronteriza pues, tenemos al norte, como vecino, a un país cuyos nacionales tienen enorme capacidad económica para adquirir bienes inmuebles;E) Si no existiera la zona prohibida para los extranjeros, las propiedades que adquiriesen en fronteras y costas, les darían acceso directo desde y hacia el exterior. Sus propiedades se convertirían en ámbitos territoriales en contacto directo con otros países, sin tener que pasar por territorio nacional. Además, podrían aislarse de la injerencia mexicana con el simple método de bardear su propiedad, que impediría el acceso de todo mexicano. Un letrero protector con la frase "propiedad privada", impediría la entrada a autoridades mexicanas, a través de sus funcionarios;F) México confrontó la experiencia del latifundio llamado "de los Green", dentro de la jurisdicción de Cananea, Sonora, y ese latifundio continuaba en territorio norteamericano, y lo que debiera ser una frontera entre dos países, tenía un simple alambrado de púas, y había exportación e importación a través de la propiedad privada, sin control gubernamental;G) Sin la prohibición actual que debe conservarse, no habría límite a la adquisición de extranjeros en las zonas prohibidas, y llegaría el día en el que la suma de propiedades en manos de extranjeros, abarcaría grandes extensiones del territorio nacional.Pudiera pensarse que la intención de los senadores, en su iniciativa, no lleva la intención de traición a la Patria, pero se debe reflexionar en el sentido de que no hay argumento alguno válido para que México pierda el control de grandes porciones de su territorio.

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