En el fondo de toda esta situación hay problemas estructurales comunes: impunidad, pobreza extrema, desigualdad, desempleo, exclusión social...
Mientras la violencia y la inseguridad crecen imparables en el País, no es muy evidente si se tiene claro quién es el enemigo a vencer; hasta hoy, al menos en la opinión pública generalizada, la lucha es en contra de los cárteles de la droga, sin embargo, puede ser que los principales causantes no sean ellos, sino delincuentes, comunes y organizados,ajenos a ellos. La pregunta es pertinente porque en cualquier guerra, como bautizó el mismo Presidente a esta embestida contra la delincuencia organizada, es fundamental conocer al enemigo y lo primero es identificarlo. Para dar una idea de las ganancias que los narcotraficantes obtienen únicamente por esta actividad, tomo los datos que ofrece en su edición del lunes 5 de abril, el diario regiomontano El Norte, donde señala que el ingreso por la venta y distribución de droga en Nuevo León asciende diariamente a 48 millones de pesos diarios. Según esta información, que de acuerdo a la nota obtuvieron de fuentes de la Secretaría de la Defensa Nacional, el negocio de la droga en el estado estaría "operado principalmente por los ´Zetas´ en el área metropolitana de Monterrey, y por el cártel de los Beltrán Leyva en San Pedro". De acuerdo con la misma fuente serían los mismos "Zetas" los que realizan toda la actividad delictiva, en el área metropolitana de Monterrey, salvo San Pedro: narcotráfico, secuestros, extorsiones, robo de vehículos y piratería, entre otros, sin embargo, no estaría muy claro el porqué de los enfrentamientos entre delincuentes, que han sido tan frecuentes en la entidad y que de acuerdo a las mismas autoridades se dan precisamente por la disputa de la plaza. Contrario a esta interpretación, hace algunos meses en una reunión de amigos, uno de ellos, ex funcionario de primer nivel en un Gobierno estatal y una persona muy lúcida, aguda e inteligente, argumentaba que él pensaba que los delincuentes que se dedicaban a los secuestros, las extorsiones y los robos de vehículos eran grupos que se les salieron de control a los cárteles de las drogas, pues a éstos no les conviene que les "calienten la plaza", es decir, que se agudice la violencia en las ciudades donde ellos trabajan, pues eso atrae a los cuerpos de seguridad y les complica su trabajo. Hace unas semanas, en otra reunión, le pregunté a otro amigo que pensaba su hermano, que hace ya algunos años trabajó en la Procuraduría General de la República, precisamente en el combate a la droga, sobre la situación actual y su explicación fue muy directa y concreta: el cártel del Golfo, contrató a "Los Zetas" como sicarios, pero luego se pelearon entre ellos y como esta última organización no logró involucrarse en el narcotráfico, ni del lado de los distribuidores ni del de los proveedores, una vez que se les acabó el flujo de dinero que les daba el CDG, tuvieron que dedicarse a lo único que sabían hacer, es decir, secuestrar, extorsionar y ejecutar. Hoy también han agregado a sus actividades la piratería y su comercialización, entre otras. Por otra parte, lo que hoy sabemos de lo que sucede en San Pedro Garza García, Nuevo León, pues es un hecho que únicamente se conoce una parte de la verdad y la otra la mantienen en secreto tanto el alcalde como los cuerpos de seguridad, permite hacer deducciones en el mismo sentido: desde antes de tomar posesión de la Alcaldía, Mauricio Fernández Garza, anunció la integración de lo que él llamó "un grupo rudo" para acabar con los secuestros y las extorsiones. El mismo Alcalde había dicho que el municipio era territorio dominado por los Beltrán Leyva. Hace unos días el Ejército detuvo a Alberto Mendoza, "El Chico Malo", capo del cártel de los Beltrán Leyva, y a quién el Alcalde reconoció como uno de sus informantes, aunque dijo desconocer sus actividades delictivas. Lo cierto es que, al menos por el momento, en San Pedro se acabaron los secuestros y las extorsiones, no así el tráfico de estupefacientes. Todo indica que el alcalde negoció con los Beltrán Leyva permitirles trabajar con discreción en su negocio: la venta de droga, con la condición de poner fin al resto de la actividad, que es la que genera la sensación de inseguridad y la que provoca más violencia. Los Beltrán Leyva, que muy probablemente no eran los responsables directos de la otra actividad, aceptaron el trato y ellos mismos se encargaron de ponerle un alto a los grupos delictivos que se dedicaban a eso. Por otra parte, todo indica que los dos secuestradores que fueron detenidos en Colinas de San Jerónimo, una colonia del municipio de Monterrey, no eran parte de ninguno de estos cárteles o grupos delictivos fuertemente armados, sino más bien delincuentes que aprovecharon el río revuelto para sacar provecho. El comunicado de la Sedena, señala que se aseguraron: ".320 gramos de la mariguana, 2 armas largas, 19 cartuchos de diferentes calibres, 1 cargador metálico, 1 vehículo y diversos artículos." Lo cual no corresponde con el armamento ni con la droga que normalmente decomisan en este tipo de operativos. La argumentación y los hechos narrados llevan a deducir que en realidad hay al menos tres enemigos distintos: uno, los cárteles de la droga, cuyo principal interés es traficar los estupefacientes, tanto dentro de las plazas que ellos controlan, como en el mercado de exportación; los ex sicarios de estos cárteles, que por distintas razones rompieron con ellos y que además de enfrentarlos sangrientamente, incursionaron en el secuestro, la extorsión, la piratería y demás actividades delictivas; y, delincuentes comunes, que sin pertenecer a ninguna de estas dos categorías aprovechan el caos y la impunidad reinante para lucrar. En esta clasificación faltan, desde luego, las pandillas que también se han sumado a algunos de los dos primeros grupos en la mayoría de los casos o, que actuando por su cuenta, también contribuyen a sembrar el terror con sus acciones delictivas. Más allá que en el fondo de toda esta situación hay problemas estructurales comunes: impunidad, pobreza extrema, desigualdad, desempleo, exclusión social, etc., sí esta diferenciación es real, para combatir a cada uno de estos grupos se requiere de un tratamiento muy distinto. Por poner el ejemplo más evidente, la legalización de la droga, no acabara con los secuestros y las extorsiones. En cambio, si como algunos suponen en realidad se trata de la diversificación de las actividades de los cárteles de la droga, pues la estrategia es otra. Como es evidente no soy experto en seguridad pública, pero las argumentaciones y los hechos parecen conducir a una conclusión lógica, que de ser cierta sería una razón más para revisar la estrategia de combate que sostiene el actual gobierno, que hasta hoy no muestra resultados tangibles, pues la inseguridad, la violencia y el caos crecen (como muestran todas las estadísticas), en lugar de decrecer.
Mientras la violencia y la inseguridad crecen imparables en el País, no es muy evidente si se tiene claro quién es el enemigo a vencer; hasta hoy, al menos en la opinión pública generalizada, la lucha es en contra de los cárteles de la droga, sin embargo, puede ser que los principales causantes no sean ellos, sino delincuentes, comunes y organizados,ajenos a ellos. La pregunta es pertinente porque en cualquier guerra, como bautizó el mismo Presidente a esta embestida contra la delincuencia organizada, es fundamental conocer al enemigo y lo primero es identificarlo. Para dar una idea de las ganancias que los narcotraficantes obtienen únicamente por esta actividad, tomo los datos que ofrece en su edición del lunes 5 de abril, el diario regiomontano El Norte, donde señala que el ingreso por la venta y distribución de droga en Nuevo León asciende diariamente a 48 millones de pesos diarios. Según esta información, que de acuerdo a la nota obtuvieron de fuentes de la Secretaría de la Defensa Nacional, el negocio de la droga en el estado estaría "operado principalmente por los ´Zetas´ en el área metropolitana de Monterrey, y por el cártel de los Beltrán Leyva en San Pedro". De acuerdo con la misma fuente serían los mismos "Zetas" los que realizan toda la actividad delictiva, en el área metropolitana de Monterrey, salvo San Pedro: narcotráfico, secuestros, extorsiones, robo de vehículos y piratería, entre otros, sin embargo, no estaría muy claro el porqué de los enfrentamientos entre delincuentes, que han sido tan frecuentes en la entidad y que de acuerdo a las mismas autoridades se dan precisamente por la disputa de la plaza. Contrario a esta interpretación, hace algunos meses en una reunión de amigos, uno de ellos, ex funcionario de primer nivel en un Gobierno estatal y una persona muy lúcida, aguda e inteligente, argumentaba que él pensaba que los delincuentes que se dedicaban a los secuestros, las extorsiones y los robos de vehículos eran grupos que se les salieron de control a los cárteles de las drogas, pues a éstos no les conviene que les "calienten la plaza", es decir, que se agudice la violencia en las ciudades donde ellos trabajan, pues eso atrae a los cuerpos de seguridad y les complica su trabajo. Hace unas semanas, en otra reunión, le pregunté a otro amigo que pensaba su hermano, que hace ya algunos años trabajó en la Procuraduría General de la República, precisamente en el combate a la droga, sobre la situación actual y su explicación fue muy directa y concreta: el cártel del Golfo, contrató a "Los Zetas" como sicarios, pero luego se pelearon entre ellos y como esta última organización no logró involucrarse en el narcotráfico, ni del lado de los distribuidores ni del de los proveedores, una vez que se les acabó el flujo de dinero que les daba el CDG, tuvieron que dedicarse a lo único que sabían hacer, es decir, secuestrar, extorsionar y ejecutar. Hoy también han agregado a sus actividades la piratería y su comercialización, entre otras. Por otra parte, lo que hoy sabemos de lo que sucede en San Pedro Garza García, Nuevo León, pues es un hecho que únicamente se conoce una parte de la verdad y la otra la mantienen en secreto tanto el alcalde como los cuerpos de seguridad, permite hacer deducciones en el mismo sentido: desde antes de tomar posesión de la Alcaldía, Mauricio Fernández Garza, anunció la integración de lo que él llamó "un grupo rudo" para acabar con los secuestros y las extorsiones. El mismo Alcalde había dicho que el municipio era territorio dominado por los Beltrán Leyva. Hace unos días el Ejército detuvo a Alberto Mendoza, "El Chico Malo", capo del cártel de los Beltrán Leyva, y a quién el Alcalde reconoció como uno de sus informantes, aunque dijo desconocer sus actividades delictivas. Lo cierto es que, al menos por el momento, en San Pedro se acabaron los secuestros y las extorsiones, no así el tráfico de estupefacientes. Todo indica que el alcalde negoció con los Beltrán Leyva permitirles trabajar con discreción en su negocio: la venta de droga, con la condición de poner fin al resto de la actividad, que es la que genera la sensación de inseguridad y la que provoca más violencia. Los Beltrán Leyva, que muy probablemente no eran los responsables directos de la otra actividad, aceptaron el trato y ellos mismos se encargaron de ponerle un alto a los grupos delictivos que se dedicaban a eso. Por otra parte, todo indica que los dos secuestradores que fueron detenidos en Colinas de San Jerónimo, una colonia del municipio de Monterrey, no eran parte de ninguno de estos cárteles o grupos delictivos fuertemente armados, sino más bien delincuentes que aprovecharon el río revuelto para sacar provecho. El comunicado de la Sedena, señala que se aseguraron: ".320 gramos de la mariguana, 2 armas largas, 19 cartuchos de diferentes calibres, 1 cargador metálico, 1 vehículo y diversos artículos." Lo cual no corresponde con el armamento ni con la droga que normalmente decomisan en este tipo de operativos. La argumentación y los hechos narrados llevan a deducir que en realidad hay al menos tres enemigos distintos: uno, los cárteles de la droga, cuyo principal interés es traficar los estupefacientes, tanto dentro de las plazas que ellos controlan, como en el mercado de exportación; los ex sicarios de estos cárteles, que por distintas razones rompieron con ellos y que además de enfrentarlos sangrientamente, incursionaron en el secuestro, la extorsión, la piratería y demás actividades delictivas; y, delincuentes comunes, que sin pertenecer a ninguna de estas dos categorías aprovechan el caos y la impunidad reinante para lucrar. En esta clasificación faltan, desde luego, las pandillas que también se han sumado a algunos de los dos primeros grupos en la mayoría de los casos o, que actuando por su cuenta, también contribuyen a sembrar el terror con sus acciones delictivas. Más allá que en el fondo de toda esta situación hay problemas estructurales comunes: impunidad, pobreza extrema, desigualdad, desempleo, exclusión social, etc., sí esta diferenciación es real, para combatir a cada uno de estos grupos se requiere de un tratamiento muy distinto. Por poner el ejemplo más evidente, la legalización de la droga, no acabara con los secuestros y las extorsiones. En cambio, si como algunos suponen en realidad se trata de la diversificación de las actividades de los cárteles de la droga, pues la estrategia es otra. Como es evidente no soy experto en seguridad pública, pero las argumentaciones y los hechos parecen conducir a una conclusión lógica, que de ser cierta sería una razón más para revisar la estrategia de combate que sostiene el actual gobierno, que hasta hoy no muestra resultados tangibles, pues la inseguridad, la violencia y el caos crecen (como muestran todas las estadísticas), en lugar de decrecer.
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