viernes, 9 de abril de 2010

MANUEL TELLO M., DIPLOMÁTICO DE EXCEPCIÓN

HERMILIO LÓPEZ-BASSOLS

Después de una breve ausencia de nuestro país, era imperioso ponerse al corriente de lo acontecido en México. Así fue que vi una esquela, publicada la semana pasada, que daba cuenta del fallecimiento del Embajador Emérito Manuel Tello Macías. Estoy cierto de que las filas del Servicio Exterior Mexicano se llenaron de luto por la pérdida de uno de sus más brillantes miembros.Su carrera abarca desde 1957 hasta el año 2000 en que se jubiló. Pero don Manuel empezó su carrera desde mucho antes; hijo del señalado diplomático zacatecano Manuel Tello, nació en Ginebra, donde su padre cumplía en la representación diplomática ante la Sociedad de las Naciones. Allí también nació su hermano Carlos -a quien le envío un abrazo de solidaridad-, el que destaca por su talento y nacionalismo y que también participara dignamente en altas tareas del SEM y del servicio público. Manuel ingresó por la rigurosa puerta del honor -como bien decía don Antonio Gómez Robledo- tras pasar su examen de ingreso al SEM. No hay duda que Manuel quedó impregnado de los principios de su padre: integridad, lealtad e inalterable defensa de la patria. Buscando apuradamente material sobre su obra, sólo encontré dos o tres publicaciones, entre ellas una interesante investigación sobre el papel de México en la Liga de las Naciones, editada por El Colegio de México, Foro Internacional No. 22-23, 1965, "La Política Exterior de México" y dentro de la colección "Historia Oral de la Diplomacia Mexicana", SRE, 2007, el No. 3 se dedica a tan ilustre diplomático. Por tanto, es deber de la Cancillería, donde contaba Manuel con tantos discípulos y amigos, la publicación de sus trabajos.El embajador Tello, como acontece con algunos otros diplomáticos, pudo desarrollar su carrera principalmente en el ámbito multilateral, OEA, ONU Nueva York y ONU Ginebra, y también fue nuestro titular en las embajadas de Reino Unido y Francia, y culminó su carrera como secretario en 1994. Relata Tello en "Por Sobre Todas las Cosas México" algunos pormenores de su carrera, aseverando -con razón- "que era más importante tener un buen jefe que ir comisionado a un buen lugar". En efecto, estuvo en la OEA a las órdenes de otro gran mexicano, Vicente Sánchez Gavito y allí conoció al Canciller de la Dignidad, Raúl Roa.Participó en aquella gesta diplomática mexicana de Punta del Este y también en el Consejo de la OEA en el caso de la crisis de los misiles. De allí deviene su admiración por Cuba, como la de muchos otros mexicanos que vivimos esa época. Tello pasó a Ginebra, a las órdenes de don Emilio Calderón Puig y después a las del embajador Alfonso García Robles (Premio Nobel de la Paz) en la Conferencia del Comité de Desarme. Tello reconoce que Miguel Marín -su colega- es el mejor experto mexicano en cuestiones de desarme.Al volver a México fue testigo de la matanza en la Plaza de las Tres Culturas. Bajo las órdenes de don Jorge Castañeda, participó con su característico talento y tacto diplomático en la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar en el tema de la delimitación de jurisdicciones marinas. López Portillo le ofreció la embajada en Londres, donde tuvo una gestión brillante enfocada principalmente a los temas financieros. (Discrepo con él en cuanto a la apertura de la embajada en Dublín, de la que yo fui el primer titular). Volvió a Ginebra y coordinó las negociaciones para el ingreso de México al GATT.Estuvo cuatro años en París en la época del bicentenario de la Revolución y fue gestor del ingreso de México a la OCDE, apoyando nuestro retiro del Grupo de los 77; Salinas lo envió a Nueva York, y se opuso enérgicamente al ingreso de México al Consejo de Seguridad; participó en la negociación de paz en Guatemala y finalmente fue invitado a ocupar la titularidad de la Cancillería en enero de 1994. En esta ocasión tuve el gusto de tratarlo más ampliamente en ocasión de la visita del Primer Ministro de Irlanda; atestigüé su habilidad, trato y eficiencia en las más altas responsabilidades de la Secretaría. Él consigna en su obra, que la única representación que no hubiere aceptado habría sido la de Washington, por tanto, volvió a nuestra misión permanente en la ONU, de donde se jubiló.Una carrera estelar siempre en lucha por los intereses de México, se ha apagado, pero quedan algunos diplomáticos que abrevaron de él su verticalidad y conciencia nacionalista. Estoy seguro de que en tiempos mejores, y aún en éstos, en que está en riesgo la soberanía, buscarán devolver la dignidad a Tlatelolco.

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