La CIRT, Cámara de la Radiodifusión, instrumento de Televisa, lanzó un desplegado descalificando una iniciativa de “Ley Federal de Telecomunicaciones y Contenidos Audiovisuales, del PAN con el PRD”. Desplegado mendaz, usual en la defensa de sus privilegios. Denuncia la inminente aprobación al vapor de ese texto al que imputan, que anula la seguridad de la industria, la libertad de expresión; controla contenidos, censura opiniones diversas, contraviene el estado de derecho. Sorprendentes acusaciones de la empresa que con su dominio asfixiante anula la libertad de expresión, controla contenidos a su conveniencia, censura y desaparece a cualquiera que no comparta sus posiciones, vende imágenes o las destruye, viola el estado de derecho con argucias, manipula. Su ataque a la iniciativa la ensalza, la aprobación que teme, más bien que amenaza, se antoja milagrosa. El juego parece una repetición de anteriores ejercicios. Dejar correr, fingir debates, frenar a última hora, así ocurrió en anterior Legislatura con el proyecto de Ley de Radiodifusión construido en el Senado. Años de esfuerzo, foros plurales para concluir en nada, por la acción de coordinadores y legisladores al servicio de las televisoras. Nuevos esfuerzos en la actual Legislatura produjeron la siguiente trama. Primer acto: Beltrones presenta iniciativa “priísta”, con dos elementos definitorios, la reinstauración del refrendo automático de concesiones y entrega de “combos”, o sea concesiones de FM a quienes tienen AM. Impúdicas concesiones desechadas por inconstitucionales junto con la ley Televisa, por la Suprema Corte. Segundo acto: el presidente de la Comisión de Radiodifusión del Senado, senador Sotelo, perredista, presenta “iniciativa parcial” que contiene, hermanado a Beltrones, refrendo automático y combos, favorecedores de los monopolios, endulzada con temas de carácter social. Tercer acto: el PAN con perredistas presentan la iniciativa que abomina Televisa. Se programa un debate entre el diputado Corral, promotor de la iniciativa llamada “integral” y Sotelo de la “parcial” campechaneada, lance que termina en una transmutación de Sotelo, quien abandona a Beltrones, arrepentido de refrendos automáticos y combos se une a la iniciativa del PAN. Esta iniciativa —integral— que Televisa llama “legislación perniciosa” es relevante: deroga las Leyes de Radiodifusión y Telecomunicaciones; crea un órgano regulador que sustituye a la Cofetel, cooptada por Televisa; crea consejos consultivos ciudadanos; impone transparencia en concesiones; introduce reglas de competencia contra el duopolio; asegura a los medios públicos y a la radio comunitaria e indígena; rompe el monopolio obligando a contratar producción independiente; regula la publicidad, contabilizando hasta los infomerciales y otros disfraces ilegales; protege a los consumidores; defiende a los usuarios, abandonados al capricho de la empresa; incrementa sanciones a las televisoras, hoy ínfimas. Nada nuevo, propuestas necesarias reiteradamente frustradas por el contubernio de poder y televisoras. Es evidente que la debilidad del gobierno lo hace crecientemente dependiente de la imagen virtual de gobernante al mando que maquilan las televisoras; que las cúpulas partidistas dependen de la “simpatía” en las pantallas y que todos estos actores están unidos en sus compromisos plutocráticos. La iniciativa “integral” avanzó, generó esperanzas, apoyo social, era el momento, parecía. Pero ya aparecieron los coordinadores Beltrones y Navarrete, ecos serviles de Televisa, afirmando que no se legislará al vapor, se recibirá —por enésima vez— a la CIRT, atentos a sus reclamos —tanto airados como falsos—, mientras se termina el periodo, una burla más. Pero la batalla debe continuar sin ingenuidades, diría Sabina, sin la reforma a los medios la democracia es una farsa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario