miércoles, 14 de abril de 2010

RENAUT: REGISTRO FALLIDO

RODRIGO MORALES MANZANARES

Soy uno de los más de 58 millones de usuarios de telefonía celular que cumplieron en enviar su número ante el Registro Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil (Renaut). Vencido el plazo, casi 25 millones de usuarios no lo hicieron. Detrás de esta cifra concurren diversas causas. En efecto, pudo haber habido desidia o ignorancia, e incluso desconfianza. El hecho es que 30% de los usuarios que se debieron haber registrado no lo hicieron en tiempo y forma. Mala señal.
Entre las razones que nos pueden ayudar a entender la cantidad podemos ubicar las siguientes. Por un lado hubo una tibia y anodina campaña que no se preocupó por explicar cuál era la utilidad y el sentido de crear un registro de celulares; por otro, acaso la apuesta por la prórroga del plazo también jugó un papel importante. Pero lo relevante es que, en una buena parte de los 25 millones, presumiblemente, lo que existió fue la desconfianza.
Hubo dudas respecto de la seguridad del sistema, concretamente por la posibilidad de efectuar registros apócrifos o duplicados. Dicha inquietud no fue resuelta en su momento por autoridad alguna y, si nos atenemos a las recientes declaraciones del titular de la Cofetel, en efecto ese riesgo existió y ahora se abocarán las autoridades a una depuración de la base de datos y a solicitarles a los usuarios que dieron información falsa que la corrijan. Sin duda hay un problema estructural en la confección de esa base, lo cual generó dudas en varios aspectos: respecto a la cobertura del registro que llevó incluso a una de las compañías a retar abiertamente a las autoridades al señalar que había clientes sin CURP o sin capacidad de efectuar adecuadamente el registro y, frente a esa posibilidad, tampoco se ofrecieron explicaciones o alternativas.
Hubo dudas también respecto de la necesaria protección de datos personales e incluso algunos ciudadanos han recurrido al amparo. Y ahora también han aparecido dudas acerca de cómo se irán dando de baja las líneas no registradas. Por lo pronto, el titular de la Cofetel ha dicho que la ventanilla sigue abierta. Es decir, el límite no era tal. En fin, me parece que hay un amplio conjunto de lecciones para tomarlas de la fallida experiencia del Renaut.
Si lo que hubo fue desidia, ya se ampliaron, por la vía de los hechos, los plazos; si se trató de ignorancia, poco sabemos qué nuevos mecanismos de registro se implementarán para facilitar la incorporación de usuarios que carecen de CURP o de formación para ingresar sus datos en el sistema. Pero lo que sí privó fue la desconfianza. Debe insistirse en que no sólo se confirman las dudas respecto a la posibilidad real de registros apócrifos, sino que poco se ha dicho del manejo adecuado y con garantías de la información personal contenida en el registro.
Más allá de los defectos en la operación de la campaña para aplicar el registro, hay al menos dos lecciones: la confección de una base de datos personales confiables es un asunto técnicamente serio y no se puede abandonar a las ocurrencias o el voluntarismo y, políticamente, si no se anteponen garantías de confianza para la ciudadanía, lo más probable es que la desidia gane. No deja de llamar la atención que la ruta ideada por algunos legisladores para rescatar la confianza de la Cofetel sea hacerla autónoma. Para ejercer las mismas funciones y atribuciones con autoridad, debe dejar de estar en la órbita del Ejecutivo y transitar hacia esa autonomía. Sin duda hay algunas lecciones para la cédula de identidad. Al tiempo.

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