lunes, 25 de enero de 2010

OBAMA, ¿CUÁL ES SU GUERRA JUSTA?

HERMILIO LÓPEZ-BASSOLS

"Decíamos ayer" (frase de Fray Luis de León) que aunque hubiese sido hace una semana, habría que examinar el texto de Barack Obama pronunciado en la ceremonia de entrega del premio Nobel de la Paz, el pasado diciembre. Además, debíamos cotejarlo, en sus ideas principales, con aquel que Francisco de Vitoria, padre del derecho internacional, expresara en sus maravillosas y fundamentales "Reelecciones", escritas en el siglo XVI.
Recordando mi colaboración 1117 en esta columna, hace 7 años, decía que al ver la brutal destrucción de Bagdad y de un país independiente, no había paralelo en la historia ni en la antigua, ni en la moderna, ni en la contemporánea (salvo Hiroshima y Nagasaki), y que la única potencia global, sublimando su tecnología, causó la muerte y la destrucción masiva a un pueblo casi inerme en cuestión de segundos. Hoy, siete años después, lo puedo sostener totalmente.
Decía Vitoria que la única y sola causa justa para hacer la guerra es la injuria recibida. Y me preguntaba, hace 7 años, ¿cuál es la injuria que ha recibido una mente demente que ha conducido a este brutal crimen de agresión? Aquí hubo una falacia, hacer una acusación sobre responsabilidad ante el brutal atentado del 11 de septiembre del 2001 sin saber a qué correspondía.
Me preguntaba hace siete años, y soy consistente, me pregunto hoy, ¿cómo poder pensar que un hombre que había luchado con su pueblo en dos guerras -Saddam Hussein- contra las armas más brutales del Imperio, soportando la mutilación de su territorio y el control de sus recursos vitales como el petróleo, hubiere podido preparar una agresión en el corazón del Imperio? Dejemos atrás si esta fue o no una obra de relojería militar, como yo lo creo, pero ahora todos estamos convencidos, supongo, que las tres pruebas que presuntamente presentó Colin Powell en el Consejo de Seguridad de la ONU -que México rechazó con toda dignidad en la voz de Adolfo Aguilar- eran inverosímiles.
Pero volvamos a Vitoria, qué es lo que nos dice en su obra inmortal, en su libro que para mí es de cabecera: "La única y sola causa justa de hacer la guerra es la injuria recibida, la licitud de la guerra defensiva estriba en el derecho del individuo y de la sociedad a la propia defensa y la guerra ofensiva es lícita solamente para defender una injuria grave". Fue así que Vitoria confirmó la tesis de San Agustín que decía que la guerra justa "es aquella que venga las injurias cuando una ciudad o una nación debe ser castigada porque no se cuida de reparar el daño, cuando, por sus súbditos, ni devolver lo que ha quitado injustamente". Es decir, no puede haber venganza si no antes haber habido culpa e injuria. Decía el maestro Escolástico: "No puede haber venganza sino devolver lo que se ha quitado injustamente". Es decir, no puede haber venganza si no ha habido anteriormente culpa o injuria, e inclusive no cualquier injuria bastaría para hacer la guerra. El Deuteronomio dice que la cantidad de delito debe ser la medida del castigo. Y además pregunta: "¿Qué se debe hacer cuando la justicia de la guerra es dudosa, esto es cuando por cada parte, hay razones aparentes y probables?". Vitoria nos dice que hay dos principios que, al mismo tiempo son dos diques contra la guerra: "Primero, ninguna guerra es justa si a la República más mal que bien aporta aunque tenga los otros títulos por razones de guerra justa". "Segundo, la guerra que aporta más mal que bien al orbe, aunque sea provechosa para una provincia, o para una República, es injusta", y además dice que "siendo la República, o parte de todo el orbe y máxime una provincia cristiana, parte de la República, si la guerra fuese útil a una provincia e inclusive a una nación entera, pero con el daño del orbe o de la cristiandad, pienso que por eso mismo sería injusta". Volviendo entonces al maestro, es que las guerras deben hacerse para el bien común, pregunto si los saqueos deben pagar los delirios de sus reyes.
Entonces, Vitoria examina las razones de la guerra justa, pero éstas no pueden coincidir con la acción contemporánea del Imperio. Se pudiera pensar que las respuestas ante la agresión son legítimas pero la guerra se dio con la brutal vorágine de quienes se imponían llevando un castigo mortal -Estados Unidos, Canadá, España, etc.- pero no se pudo obtener éxito, y ahora destruidos los argumentos y en un tete a tete, éstos ya no valen.
Obama perdió ahora la parte de su guerra, no sé si hoy o mañana y le corresponde así afianzar nada más que su preeminencia legislativa, en total entredicho y conducir una política exterior, si es posible menos ambiciosa, más real y dentro de la coyuntura en que están las relaciones internacionales, especialmente entre China y Estados Unidos.

No hay comentarios: