martes, 19 de enero de 2010

OPORTUNIDAD PANISTA EN CHIHUAHUA

JAVIER CORRAL JURADO

De encontrarse Chihuahua en un escenario cómodo para el PRI hasta hace unas semanas, dos hechos han venido a reconfigurar de manera singular el ambiente político en el estado. El primero, la designación de César Duarte como candidato priísta a la gubernatura, y el segundo, la decisión de último momento de Pablo Cuarón para participar como precandidato por el PAN.
La diferencia entre ambos es abismal. César Duarte es un candidato sin las características que exige el momento, sus primeras declaraciones con motivo del dedazo que lo ungió en la Ciudad de México, en las que llamó al licenciado Reyes Baeza “jefe político de Chihuahua”, demuestran su anquilosado lenguaje y por tanto su vetusta forma de ver a la política.
Por otra parte, en la antípoda moral, se encuentra Pablo Cuarón, quien participará en un proceso de elección abierta a toda la ciudadanía en competencia con el alcalde con licencia de la ciudad de Chihuahua, Carlos Borruel. Es la segunda ocasión en que el PAN decide el método de consulta ciudadana para elegir un candidato a la gubernatura. La primera vez fue cuando yo fui candidato en el año 2004.
La apertura de la elección a candidato a gobernador por parte del PAN, está en sintonía con el planteamiento principal de Cuarón: la re-ciudadanización de la política. El PAN debería voltear a esta experiencia para salir de la estrecha visión de los mecanismos tradicionales.
Ninguno de los dos precandidatos de los dos principales partidos que obtuvimos el mayor posicionamiento en las encuestas, estaremos en la contienda. A Héctor Murguía lo eliminó el dedazo, de un plumazo; no avalo su conducta política, pero es evidente que para la contienda era el candidato de mayor peso, su pretendida independencia en relación al gobernador Reyes Baeza fue lo que lo liquidó.
En mi caso, en cierta medida decliné al no encontrar las condiciones que tanto adentro del partido, como en relación con el gobierno federal, me aseguraran un respaldo inequívoco. No hay que dejar de observar que esta campaña se realizará en medio de la “guerra” contra el narco. Pero más que nada, en mi responsabilidad como diputado encuentro enormes posibilidades de trabajar por Chihuahua y por el país en reformas legislativas necesarias.
Me duele ver a Chihuahua lacerado por la violencia, por eso me afligió no haber podido resolver mi participación en esta coyuntura, pero la decisión de Pablo Cuarón de participar como precandidato abre la esperanza. Reconozco que la precandidatura de Cuarón es mejor que cualquier otra, e incluso tendría mejores condiciones que yo mismo para acercar sectores y apoyos que en mi caso siguen recelosos.
Cuarón es licenciado en Administración de Empresas por el Tecnológico de Monterrey; tiene Maestría en Administración por la Universidad Autónoma de Chihuahua. En 1991, egresó del Programa de Alta Dirección de Empresa AD-2 del IPADE. Y de 1993 a 1996, fue catedrático en el ITESM campus Cd. Juárez. En la misma ciudad fue vicepresidente de la Cámara Nacional de Comercio y secretario del Patronato de la escuela Casa Montessori y de 1992 a 1994, fue presidente del Consejo de Coparmex Cd. Juárez. Es consejero de diversas organizaciones de la sociedad civil como: Fortalecimiento Empresarial, A.C. en Cd. Juárez (organismo que otorga créditos a microempresarios); Fomento de Obras Sociales y de Caridad, A.C. (auspicia el Orfanatorio “Ciudad del Niño”), entre otras.
El sector empresarial desalentado por la candidatura de Duarte, puede retirar el apoyo que le ha mantenido al PRI en los últimos 12 años con un proyecto como el de Pablo Cuarón, porque en ese específico sector tiene el reconocimiento de sirios y troyanos.
Las condiciones del PAN en Chihuahua no son tan favorables como se piensa, pero el escenario se ha recompuesto, esta precandidatura refleja lo que Gómez Morín, otro chihuahuense ilustre, narraba en su célebre discurso del 3 de diciembre de 1939, Cuarón acredita el hecho de que todavía subsisten en nuestro país, la generosidad, la entereza, la fuerza real incontrastable de las convicciones que no se quedan en simples verdades de la inteligencia, sino que son imperativos para la voluntad.

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