miércoles, 27 de enero de 2010

ALIANZAS

JAVIER CORRAL JURADO

El PRI no es el enemigo común del PRD y del PAN en todo el país. Pero hay entidades donde el PRI local —apoyado por grupos duros a nivel nacional— se resiste aún a practicar como partido y gobierno los mínimos estándares de vida democrática, de legalidad y de respeto a los derechos humanos, y por lo tanto es adversario no sólo del PAN y PRD, sino también de parte del propio PRI. De las 11 entidades en que se renovará la gubernatura este año, Oaxaca e Hidalgo son prototípicos de ese atraso bajo una estela caciquil de ya varias décadas. Son penosas excepciones al estado de derecho donde campea la impunidad frente a los muertos, los desaparecidos, los torturados. Con huellas de una corrupción sin límites, desfilan juntos en el peor de los mundos: la simulación política. Por eso, a pesar de diferencias y confrontaciones, es muy probable que el PRD y el PAN vayan juntos a la elección a enfrentar al PRI de Ulises Ruiz y de Miguel Angel Osorio Chong. Se trata de provocar la alternancia en entidades que tienen 80 años de partido único. Donde hay que labrar un camino democrático, inspirar la transparencia, establecer la división de poderes, instaurar la legalidad. Una tarea de demócratas. Por ello no sorprende que casi al mismo tiempo hayan salido a vituperar ese esfuerzo ni más ni menos que Andrés Manuel López Obrador, Manlio Fabio Beltrones y Vicente Fox. Puede ser el primero honestidad valiente; inteligente y sagaz el segundo, carismático e independiente el tercero, pero ninguno se caracteriza por su espíritu democrático, el valor de la tolerancia o la ética en los métodos para hacer política. Del que llama la atención, sorprende y su golpe sì cala, es de Fernando Gómez Mont, porque siendo un político inteligente y de vocación democrática dentro de la mejor tradición panista —espero no le vaya a parecer lisonjero—, sorprende que al también jurista las coaliciones le parezcan “antidemocráticas”, con “un alto contenido irracional”, que “empobrecen una relación seria entre los políticos y la sociedad”. Las alianzas constituyen instrumentos de enorme utilidad social cuando se trata de relevar sistemas autoritarios y corruptos, y en su lugar instaurar un programa básico de gobierno democrático. Lo deseable es que cada partido plantee a los electores, de manera individual e independiente, sus propuestas y posiciones ideológicas. ¿Y cómo se le hace en un ambiente inhospitalario para la competencia misma?, ¿en un ambiente de control mediático y político como el que se vive en Oaxaca e Hidalgo? Primero hay que instaurar el sistema democrático. La voz del secretario de Gobernación es una voz sonora e influyente. La difunden los medios, la asumen los funcionarios del entramado federal. En el sistema político mexicano ese cargo se identifica como quien expresa la posición del Poder Ejecutivo. Los márgenes para la expresión del pensamiento propio tienen que ser muy bien administrados. Gómez Mont tuvo ese cuidado, cuando aclaró que no asumía una posición institucional en este tema. Sin embargo, al expresar su punto de vista en medio del proceso de negociación, puede confundir a muchos militantes en esos estados interpretando que quien habla es el Presidente de la República. De ahí que sea necesario discrepar en público de ese punto de vista. El PAN debe mostrar la diversidad de preocupaciones sobre la necesidad de formarle un gran dique al autoritarismo regional, e incluso, a la amenaza de regresión que a nivel nacional encabeza Enrique Peña Nieto, representante de la plutocracia salinista que se empeña en regresar. Las alianzas son necesarias en esas entidades. Por supuesto, y en ello coincido con Gómez Mont, deben asentarse en un programa de gobierno con compromisos claros en materia de principios democráticos. No se trata de firmar contratos político-electorales para repartir puestos o conseguir canonjías. Sin ideario democrático, sin acciones específicas que expliquen con claridad para qué se quiere el voto, en efecto, las alianzas pueden terminar equiparándose con un fraude electoral, o por lo menos una brutal simulación. No es el caso de las que quiere y debe formar el PAN y el PRD en esos reductos del peor PRI, donde la pobreza insultante tiene expresiones dramáticas.

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