viernes, 3 de febrero de 2012

EN EL SIGLO XXI, MÉXICO UN PÁIS NO APTO PARA LA NIÑEZ

GENARO GÓNGORA PIMENTEL

La trata infantil es un fenómeno complejo, comprende una serie de diversos factores, su incidencia en la sociedad mexicana se ha traducido en la violación sistemática de derechos de los niños en México.
El fortalecimiento de este problema se debe sin lugar a dudas a su invisibilidad social, política y jurídica, convirtiéndolo en uno de los tres negocios ilegales más redituables en el mundo.
En nuestro país, la trata laboral infantil posee una estructura compleja, la forma clandestina como opera, la colusión con el crimen organizado y con las autoridades, incluso con los mismos familiares, han convertido a México en un lugar de origen, tránsito y destino para la trata de personas[1].
La invisibilización de este problema se debe a múltiples causas como la pobreza, la naturalización del fenómeno, los patrones sociales y culturales que colocan al infante como el proveedor del hogar, como mano de obra barata y desechable para las empresas, pero en gran medida se debe a la omisión del Estado que no ha sido propicio en diseñar acciones que protejan a la niñez mexicana.
Hasta ahora los esfuerzos de las organizaciones de la sociedad civil para proteger a la niñez, han girado en torno a la explotación sexual, acciones que se celebran, sin embargo, deben abrirse foros en torno a lo que sucede con la trata laboral infantil, ya que la mendicidad, el trabajo agrícola, la servidumbre doméstica, son formas comunes en México, que deben ser erradicadas.
El Estado tiene la obligación de generar política pública y mecanismos de justiciabilidad, para prevenir el problema. El Gobierno debe diseñar políticas atendiendo al Interés Superior del Niño, la perspectiva de género y la no discriminación. La niñez de este país debe de ser reconocida como sujetos de derechos.

[1] Organización Internacional para las Migraciones, 2006, p.10.

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