martes, 7 de febrero de 2012

LAS GANANCIAS DEL PAN

MARÍA AMPARO CASAR

Se acabaron las especulaciones. Como lo adelantaron las encuestas Josefina se alzó con un triunfo contundente. Llega fortalecida porque es la única candidata que surgió de una contienda interna; porque ninguno de sus contrincantes declinó a pesar la enorme diferencia que los separaba de ella; porque no hubo necesidad de segunda vuelta; porque remó contracorriente y venció al oficialismo; porque los panistas atendieron a su insistente llamado de: este 5 de febrero vota en libertad.
Pierde la casa presidencial por partida triple. Primero porque se involucró en el proceso de la misma forma en que hace seis años reclamó a Fox haberlo hecho. Segundo porque el beneficiario de su operación fue derrotado. Tercero porque la oposición podrá argumentar que si intervino en la elección interna, también lo hará en la constitucional.
Pero gana el PAN. Su presidente no tendrá que salir a explicar lo inexplicable: que la candidata que por meses llevó una delantera de entre 30 y 40 puntos acabara perdiendo. Gana el PAN porque con el triunfo de Josefina la unidad del partido queda mejor resguardada y desaparece el potencial de judicialización de los resultados.
Gana el PAN porque Josefina no solo era la favorita entre la militancia sino también entre la población abierta; porque coloca al PAN en segundo lugar y porque es la candidata más competitiva frente a los otros candidatos.
Hay ganancias de otro orden. Josefina llega con menos compromisos a la candidatura de lo que hubiese llegado Cordero. Su triunfo no se lo debe ni a los gobernadores, ni a la mayoría de los secretarios, ni a la casa presidencial. Esto le da mucho mayor libertad para la continuidad y para el cambio. Le permite una sana distancia porque no les debe la candidatura y porque los panistas votaron por ella a pesar de haber dicho que no gobernaría ni con su círculo de amigos ni con puros panistas. Esto no es especulación. Así lo ha hecho en los puestos que ha ocupado, en los que lo mismo ha nombrado a panistas reconocidos que a especialistas en sus materias (Miguel Székely y Tuirán) o a representantes de tendencias ajenas al panismo (Cecilia Loria). Gana porque a lo largo de su trayectoria política ha mostrado un talante tolerante, incluyente, conciliador y con capacidad de convocatoria. Porque es una mujer firme en sus convicciones pero plural a la hora de gobernar. En caso de alzarse con el triunfo en la elección constitucional se puede esperar un gabinete plural y, por qué no, uno de coalición.
Gana el PAN porque su candidata introducirá un elemento civilizatorio en la contienda. En el proceso interno no hizo de sus hoy adversarios ni de sus partidos el eje de su campaña. No hizo de la denostación su bandera. En campaña tendrá que resaltar los errores, los vicios, las debilidades y los abusos de poder de sus contrincantes. Tendrá que, como lo ha hecho hasta ahora, diferenciarse en el fondo pero también en la forma. Pienso en movidas inteligentes en las que sin un insulto de por medio exhibió a los diputados del PRI, quienes se negaron a aprobar su propia reforma laboral a pesar del ofrecimiento de Josefina de aprobársela sin cambiarle una sola coma.
Hoy comienza el segundo reto de Josefina. No la va a tener fácil. Arranca muy atrás de Peña Nieto: 17 puntos en las encuestas más favorables a su persona. El voto duro del PAN no sobrepasa los 23 puntos y no es hoy segunda opción ni de priistas ni de perredistas. Así las cosas, tendrá que cambiar las segundas preferencias de los simpatizantes de otros partidos y, sobre todo, ir por el voto de los indecisos que en las mediciones más conservadoras alcanza el 22% y en otras (Reforma) sobrepasan los 50 puntos.
Tiene que ganar con su partido pero en contra de mucho de lo que ha hecho su partido desde que es gobierno. Se tiene que diferenciar de las dos administraciones anteriores. Tiene que remontar el desgaste natural de 11 años de gobierno y superar el desprestigio en el que se ha sumido el PAN por un ejercicio de poder que no ha sido muy distinto al de sus predecesores. Tiene que comenzar a saldar las asignaturas pendientes que para sorpresa de muchos dejaron los gobiernos panistas respecto a la corrupción, al corporativismo, al gasto en comunicación social, a los monopolios, a la educación, al federalismo. Pero sobre todo tiene que mostrar cuáles son sus propuestas para llevar a este país al crecimiento, para abatir la pobreza, para mejorar la distribución del ingreso, para ensanchar el mercado interno. Tiene que convencer a los votantes de que está dispuesta a gobernar sabiendo que gobernar significa tomar decisiones y tomar decisiones significa afectar intereses. Esos que ni los presidentes del PRI ni los del PAN han podido, querido o sabido afectar.

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