sábado, 2 de enero de 2010

EL VASO MEDIO LLENO

MIGUEL CARBONELL SÁNCHEZ

Se han repetido hasta el cansancio todos los males que acecharon al país durante el año que termina. La conjunción de eventos negativos hará de este año uno de los más olvidables de la historia reciente, sin duda. Pero no podemos comenzar el 2010 sin aportar una dosis razonable de optimismo, advirtiendo de las cosas buenas que se aprecian en el horizonte. Aunque usted no lo crea, hay elementos para ver la realidad como un vaso medio lleno y no como un vaso medio vacío. La lista podría ser larga y, obviamente, configurada según los intereses o preferencias de cada uno. Mi lista de cuestiones positivas contiene al menos los siguientes puntos:


1. En el 2010 estaremos celebrando importantes efemérides nacionales; eso nos dará una oportunidad no solamente para recordar el pasado, sino sobre todo para pensar el futuro. Podemos aprovechar el impulso para plantear todo un horizonte nuevo de proyectos. Por ejemplo, podemos preguntarnos qué debe significar ser independientes hoy en día, viviendo en un mundo globalizado.


2. La economía mexicana entró en shock en el 2009 y la pérdida de empleos fue muy importante, pero la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) cierra el año con buenos números, lo que probablemente se deba a que los analistas están anticipando una recuperación económica robusta en el 2010. Si la economía se recupera y se generan empleos, tendremos buenas noticias en millones de hogares mexicanos.


3. Tenemos una larga lista de reformas pendientes en el país. La buena noticia es que el presidente Calderón ya hizo llegar al Senado una iniciativa de reforma del Estado que toca temas importantes. Ya algunos analistas, como Lorenzo Córdova en estas mismas páginas, han glosado su contenido. Yo nada más agrego que me parece correcto que el Presidente se haya referido a temas como la reelección legislativa o las iniciativas con carácter preferente. En el Senado la propuesta presidencial tendrá que competir con otras mucho más completas y fundamentadas, pero eso también es una buena noticia. La UNAM, como es su tarea, ha aportado una batería de propuestas que van mucho más allá de la agenda de Calderón.


4. En el 2010 veremos procesos electorales locales muy intensos en varias entidades federativas. Será un buen momento para darle valor y significado a la política local, la que está más cerca de la gente y más atenta a sus problemas cotidianos. Ojalá podamos ver un debate de ideas y de propuestas, y no solamente una competencia de fotos.


5. Es lamentable el descrédito que enfrentan los partidos políticos en México (bien ganado que lo tienen), pero la buena noticia es que el debate público cada vez pasa menos por sus burocracias y más por espacios controlados y alimentados por la sociedad civil. En el 2009 vimos el surgimiento, imparable, de blogs, chats y redes sociales en los que se discutía con mucha mayor intensidad que en la Cámara de Diputados. Twitter ya dejó de ser un espacio virtual para convertirse en una referencia en el debate público.


6. De la mano de lo anterior, creo que la ciudadanía se está comenzando a dar cuenta que la participación política no puede darse solamente cada 3 o 6 años. Uno es ciudadano todos los días y, como dijo el Premio Nobel Günter Grass, el trabajo más importante de un ciudadano es mantener la boca abierta. Hay que aportar algo cada día, trabajando desde la propia trinchera. Ya sea en la casa, en el trabajo, en los medios, en la academia, en el sector público, en las empresas. Donde uno esté, debe ser siempre ciudadano.


7. Será 2010 el año de la ciudadanía posible: auguro que la agenda pública la construiremos nosotros y no los políticos profesionales. Vamos a anticipar soluciones para nuestros problemas y a ofrecer alternativas mejores que las que surgirán de los partidos. Demostraremos con hechos que el cargo público más importante en una democracia es el de ciudadano.


8. Tenemos muchos motivos para la tristeza y la apatía, pero un año nuevo es una oportunidad fabulosa para tomar aire, medir las propias fuerzas y lograr un nuevo impulso. Hay malas noticias por doquier, pero eso no significa que nos puedan derrotar o que debamos resignarnos. Cada mala noticia es una oportunidad para contestar desde la esperanza y la razón. Y lo haremos, porque el vaso está medio lleno y es momento de terminar de llenarlo.

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