EL SOCONUSCO, Chiapas. Uno de los más grandes poetas de la lengua española fue víctima de la brutal persecución franquista, al iniciarse la insurrección contra la República; su enorme trabajo literario, su decidida militancia política y su cercanía con los "rojos" hicieron que Federico García Lorca se refugiara en su ciudad natal, Granada (nació en Fuente Vaqueros) el 14 de julio de 1936, se escondió en el segundo piso de la casa de un amigo, Luis Rosales, hermano de dos falangistas. Luego de que su padre fue golpeado con fusil y arrastrado en la calle, la casa fue rodeada por militares y tuvo Miguel Rosales que salir con Federico -mas Lorca pudo haber huido y la afirmación de que su hermana Concha lo delató es una calumnia-, era la tarde del 16 de agosto en que fue llevado ante las autoridades golpistas, varios amigos entre ellos Manuel de Falla, trataron de salvar la vida del autor del "Romancero Gitano", intercediendo ante Queipo. Al día siguiente la guardia civil lo trasladó a un pueblo cercano, Viznar, donde pasó la noche en la prisión La Colonia -aún en ese momento Federico no creía que iba a ser ejecutado-, el 18 en la madrugada o quizá el 19 fue fusilado con otros tres republicanos: Galadi, banderillero que dirigió la resistencia en un barrio de Granada, Arcollas, banderillero que luchó en su ciudad y un maestro de escuela, Galindo.
Aquí comienza nuestra historia, los cuerpos fueron arrojados presuntamente a una fosa en Alfacar y la dictadura se encargó de no dejar ningún testimonio, como con muchos otros miles de republicanos caídos y su muerte se anunció hasta septiembre, afirmando que Federico había fallecido "a consecuencia de heridas producidas por hechos de guerra". Hasta 1940, el juzgado de Granada extendió el certificado de defunción y 13 años más tarde, Manuel Castilla, "Manolo El Comunista", encargado de enterrar a los fusilados, señaló ante un historiador el paraje del asesinato y del enterramiento y luego lo repitió ante el formidable biógrafo de Lorca, el irlandés Ian Gibson. Fue hasta restaurada la monarquía que la ciudad denominó a ese sitio parque "Federico García Lorca", colocando un monolito donde se creía que estaban los restos y al derredor pinos y una gran cerca.
Fue hasta después del 2007 expedida la ley de Memoria Histórica que reconoce los derechos y establece medidas en favor de quienes padecieron persecución y violencia durante la Guerra Civil y la dictadura, que el juez Baltazar Garzón ordenó la exhumación de 19 fosas, entre ellas, la que se suponía que estaban los restos de Lorca. Los trabajos comenzaron en septiembre del 2009, al tiempo había aparecido un libro que señalaba que Castilla había mentido. Luego de tres meses de excavación arqueológica se concluyó que "nunca se realizaron enterramientos, ni han existido restos óseos humanos", obligando a que se analizaran otras teorías en lugares cercanos. Una sostiene que fue en un olivar llamado El Caracolar, basado en el testimonio de quien dijo haber visto a Lorca el día del asesinato; otra, en el Barranco de Viznar, donde yacen más de 3 mil fusilados; otra más, difícil de creer, Franco trasladó los cadáveres a la gran cripta del Valle de los Caídos y una última que los ubica en un lugar que ya se exploró por georradar en Fuente Grande. Gibson, cree que pudieren estar del otro lado de la carretera. Los sitios que aludo los visité personalmente en ocasión del centenario del nacimiento del poeta, para mí, el más grande de la generación 97 y a quien rindo homenaje con estas líneas porque llenó un enorme espacio de emoción en mis lecturas de juventud que trasmito hoy a mis alumnos universitarios.
Lorca significa la vigencia del crimen político fascista, desaparecerlo hasta no dejar rastro físico para pretender imposibilitar la memoria de las víctimas en las generaciones futuras. Pero Lorca es el tribunal de la historia que dicta una sentencia contra un sistema político del que España empieza ahora a examinar, civilizada, las brutales heridas del genocidio.
Es el mismo crimen que hoy se vincula con Israel y que atentó contra la soberanía palestina, hace un año en Gaza.
¡QUE TENGAN MUY FELIZ AÑO 2010, ESTIMADOS LECTORES!
Aquí comienza nuestra historia, los cuerpos fueron arrojados presuntamente a una fosa en Alfacar y la dictadura se encargó de no dejar ningún testimonio, como con muchos otros miles de republicanos caídos y su muerte se anunció hasta septiembre, afirmando que Federico había fallecido "a consecuencia de heridas producidas por hechos de guerra". Hasta 1940, el juzgado de Granada extendió el certificado de defunción y 13 años más tarde, Manuel Castilla, "Manolo El Comunista", encargado de enterrar a los fusilados, señaló ante un historiador el paraje del asesinato y del enterramiento y luego lo repitió ante el formidable biógrafo de Lorca, el irlandés Ian Gibson. Fue hasta restaurada la monarquía que la ciudad denominó a ese sitio parque "Federico García Lorca", colocando un monolito donde se creía que estaban los restos y al derredor pinos y una gran cerca.
Fue hasta después del 2007 expedida la ley de Memoria Histórica que reconoce los derechos y establece medidas en favor de quienes padecieron persecución y violencia durante la Guerra Civil y la dictadura, que el juez Baltazar Garzón ordenó la exhumación de 19 fosas, entre ellas, la que se suponía que estaban los restos de Lorca. Los trabajos comenzaron en septiembre del 2009, al tiempo había aparecido un libro que señalaba que Castilla había mentido. Luego de tres meses de excavación arqueológica se concluyó que "nunca se realizaron enterramientos, ni han existido restos óseos humanos", obligando a que se analizaran otras teorías en lugares cercanos. Una sostiene que fue en un olivar llamado El Caracolar, basado en el testimonio de quien dijo haber visto a Lorca el día del asesinato; otra, en el Barranco de Viznar, donde yacen más de 3 mil fusilados; otra más, difícil de creer, Franco trasladó los cadáveres a la gran cripta del Valle de los Caídos y una última que los ubica en un lugar que ya se exploró por georradar en Fuente Grande. Gibson, cree que pudieren estar del otro lado de la carretera. Los sitios que aludo los visité personalmente en ocasión del centenario del nacimiento del poeta, para mí, el más grande de la generación 97 y a quien rindo homenaje con estas líneas porque llenó un enorme espacio de emoción en mis lecturas de juventud que trasmito hoy a mis alumnos universitarios.
Lorca significa la vigencia del crimen político fascista, desaparecerlo hasta no dejar rastro físico para pretender imposibilitar la memoria de las víctimas en las generaciones futuras. Pero Lorca es el tribunal de la historia que dicta una sentencia contra un sistema político del que España empieza ahora a examinar, civilizada, las brutales heridas del genocidio.
Es el mismo crimen que hoy se vincula con Israel y que atentó contra la soberanía palestina, hace un año en Gaza.
¡QUE TENGAN MUY FELIZ AÑO 2010, ESTIMADOS LECTORES!
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