miércoles, 6 de enero de 2010

CRUCIAL ELECCIÓN EN SEIS ESTADOS

JESÚS CANTÚ

El 2010 será un año crucial para el futuro electoral mexicano: puede marcar el desplome definitivo del PRD y la recuperación del PRI, o bien, revertir las tendencias y dejar nuevamente la moneda en el aire para la sucesión presidencial de 2012.
El domingo 4 de julio de 2010 se elegirán gobernadores en 12 estados, en la mitad de los cuales el PRI muy probablemente conservará el poder con relativa tranquilidad, mientras que en los otros seis puede haber contiendas muy cerradas. En gran medida esto depende de cómo resuelvan las tres principales fuerzas políticas sus conflictos internos y candidaturas.
De los 12 estados, el PRI es gobierno en nueve; el PAN, en dos, y el PRD, en uno. Las entidades donde el PRI tiene las mayores posibilidades de ratificar su mayoría sin problemas son Chihuahua, Durango, Hidalgo, Puebla, Quintana Roo y Tamaulipas. En dos de ellas (Durango y Tamaulipas) obtuvo más de 50% de los votos en la pasada elección federal, mientras que en las otras, suponiendo una alianza con el Verde, podría estar muy cerca de conseguirlo.
En las dos entidades gobernadas por el blanquiazul, Aguascalientes y Tlaxcala, la competencia será cerrada; en Aguascalientes, entre el PAN y el PRI que, aliado con el Verde, estaría a un paso de recuperar el estado tras dos sexenios en manos del panismo –sin embargo, hay que tomar muy en cuenta a Elba Esther Gordillo, pues su partido Nueva Alianza obtuvo 11% de los votos en 2009 y puede ser el factor decisivo–. En Tlaxcala el resultado es todavía más imprevisible, pues aunque el PAN logró conservar el mayor porcentaje de sufragios en la elección intermedia, el voto ha sido allí muy volátil. Si el grupo del senador Alfonso Sánchez Anaya consigue mantener la unidad de la izquierda y presentar un buen candidato, tiene buenas probabilidades de recuperar la entidad, pero hay que recordar que Beatriz Paredes, actual dirigente nacional del tricolor, fue gobernadora de dicho estado, por lo cual también tratará de recuperarlo a toda costa.
El resultado de los comicios en Zacatecas dependerá de la forma en que se resuelvan los conflictos de la izquierda. Si la actual gobernadora Amalia García y el exgobernador Ricardo Monreal se ponen de acuerdo, es prácticamente un hecho que el perredismo mantiene la gubernatura; pero si se dividen, el PRI tendrá muchas posibilidades de rescatarla después de que, durante dos sexenios, ha permanecido en manos del partido del sol azteca.
Y, finalmente, se hallan Oaxaca, Sinaloa y Veracruz, las tres gobernadas por el PRI y ganadas por el tricolor con amplia mayoría en las últimas elecciones locales y federales, salvo en la de 2006, cuando el PRI ocupó tercer lugar en Sinaloa y Veracruz, mientras que en la contienda por la senaduría su fórmula únicamente resultó ganadora en Sinaloa, además de que en Veracruz ni senador de minoría alcanzó.
En Veracruz, todo apunta a que la contienda sea nuevamente tripartidista: PAN, PRI y PRD, y puede ser entre un priista y dos expriistas, pues no es descartable que el candidato panista sea Miguel Ángel Yunes, actual director del ISSSTE, en tanto que el postulado por la izquierda seguramente será de nuevo Dante Delgado, quien ya solicitó licencia en el Senado. Que la contienda sea cerrada o no depende en buena medida de cómo resuelvan las tres fuerzas sus nominaciones.
En Sinaloa, aunque una encuesta de preferencia electoral difundida por Consulta Mitofsky arroja una ventaja de dos a uno a favor de los priistas, el conflicto interno amenaza nuevamente con descarrilarlos: Pese a que el candidato mejor posicionado es el actual alcalde de Culiacán, Jesús Vizcarra –quien cuenta con el apoyo irrestricto del gobernador Jesús Aguilar–, los exgobernadores Juan Millán y Francisco Labastida no parecen dispuestos a aceptarlo. Si el PAN resuelve adecuadamente su candidatura (tras la designación de Heriberto Félix en la Sedesol), que todo indica será para Manuel Clouthier, y el PRI se enreda en su conflicto interno, es muy probable que nuevamente haya una fuerte competencia.
En Oaxaca, la gran interrogante es si el senador con licencia Gabino Cué consigue recuperar la popularidad que alcanzó en los dos comicios en que ha participado: para gobernador en 2004, cuando perdió por escasos 46 mil votos, y para senador en 2006, cuando obtuvo 45% de los sufragios y superó a la fórmula priista por más de 150 mil papeletas. Si mantiene su nivel de popularidad y de preferencia electoral, puede ser que esta sí sea la vencida.
Al parecer, la única plaza que tiene perdida el PRI es Tlaxcala, pero sólo puede sentirse seguro en seis, de modo que sus escenarios para el 4 de julio van desde ganar 11 de las 12 gubernaturas hasta quedarse únicamente con la mitad, lo cual implicaría una pérdida de tres estados. En el caso del PAN y el PRD, Tlaxcala y Veracruz eventualmente podrían ir a cualquiera de los dos.
Los tres partidos saben lo que se juegan el próximo 4 de julio, y en muy buena medida los resultados dependen más de lo que ellos hagan o dejen de hacer: el que mejor resuelva sus designaciones tendrá una importante ventaja.

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